¿Cuántas veces has oído que los robots vienen a deshumanizar el empleo, a acabar con miles de puestos de trabajo? El caso de Waltmart, el gigante estadounidense, nos arroja varios datos interesante. ¿El más importante? Que no siempre son la mejor apuesta para todo.

Y es que el miedo de sus clientes y la productividad, igual a la de un empleado en muchas ocasiones, han provocado que finalmente los eliminaran.

Hoy vamos a analizar su caso en una sociedad que, cada vez más, tiende a vivir de la mano de la tecnología y sus avances. Por todos es conocido que en España ya hay robots autónomos que ejercen de camareros o desinfectan hospitales, pero es cierto que algunas personas desconfían totalmente de ellos. Justamente este motivo, es el que ha provocado de Waltmart los retire de sus tiendas.

Así, el gigante minorista ha puesto fin a su contrato con Bossa Nova Robotics, empresa con la que firmó hace cinco años, buscando aprovechar el beneficio de los robots autónomos en sus tiendas.

La realidad indica que, si bien en algunas tareas en almacén les han resultado realmente positivas, los robots encargados de rastrear las estanterías para controlar el inventario no han sido bien recibidos por los clientes, al crearles sensación de control e inseguridad.

Según declaraciones de John Furner , director ejecutivo de Walmtart, a The Wall Street Journal, los clientes reaccionaban mal al ver un robot autónomo trabajando. Si a esto le sumamos que su rendimien

The Washington Post

to no mejoraba el humano, la empresa encontró los motivos suficientes para su retirada.

Sin embargo, ni todo es blanco ni todo es negro. Que los robots no sean – por ahora- una buena idea en los pasillos, de cara al público, no significa que no sean útiles para la marca. Es por ello que cuenta con otro tipo de robots para facilitar el trabajo y brindar una mejor experiencia final, como es el caso de la logística interna.

La empresa, apostando por el avance de la tecnología, seguirá innovando y buscando la manera de mejorar los procesos y aplicaciones para rastrear el inventario y que nunca falte de nada.

Parte de nuestro día a día

Y aunque este caso deja claro que quizás el humano no está todavía preparado para convivir al 100% con los robots, son –y serán- parte de nuestras vidas. ¿O acaso no queremos en casa uno de los que nos evita tener que fregar manualmente el piso o de los que nos preparan la cena casi sin preocuparnos?